Llego el 28 (de marzo) a Plasencia. Algunas calles largas y anchas, piso llano, caserones grandes pero ningun edificio de consideracion. En la plaza hay dos estatuas ecuestres... ambas estan llenas de fuego y expresion... (y) hacen muy bello efecto en el paraje en que estan... Vi mucha clerecia por la ciudad, y muchos mendigos. Digase de paso, en honor de la verdad, que los soldados que hallé asi en Plasencia como en Parma, tenian muy buena traza: altos, bien dispuestos, bien vestidos, en nada semejantes a la tropa del capitan Giraldi.
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